En post anteriores, he hablado de la importancia que tienen para nuestra salud, los aminoacidos, fosfolípidos, omega 3 y glucosa. Ahora le toca el turno al más poderoso de los nutrientes.
Siempre he dicho que a pesar de llevar una farmacia en nuestro interior, no somos conscientes de su potencial, y preferimos optar por “soluciones externas”. Pues bien, hoy voy a hablaros de nuestro “fármaco rey”: el agua
El agua es absolutamente imprescindible para la vida. Podemos sobrevivir más de cuarenta días sin comer, pero no sin beber. El cuerpo tiene un 75 % de agua al nacer y un 60 % en la edad adulta. El 60 % de esa agua, se encuentra en el interior de las células, y el resto circula en la sangre y baña los tejidos.
Cada vez me doy más cuenta, que amplios sectores de la población (entre los que incluyo a muchos profesionales), le siguen dando poca importancia al echo de beber agua de forma regular. El cuerpo nos manda una sensación natural de sed cada vez que necesita agua, pero el 75 % de las personas, no responden a esa llamada bebiendo sencilla y llanamente agua, lo que hacen en su lugar, es sustituirla por otras bebidas creyendo que así satisfarán la necesidad del cuerpo.
Esta situación es especialmente delicada cuando se trata del cerebro. Como sabes, a pesar de que el cerebro tan solo representa el 2 % de nuestra masa corporal total, requiere más del 25 % de la cantidad de sangre que circula por todo el cuerpo. Como trabaja las veinticuatro horas del día, precisa más agua que cualquier otro órgano.
Sabemos que las células cerebrales contienen un 85 % de agua, y que sus necesidades energéticas no se satisfacen solo con la llegada permanente de glucosa, sino que necesitan de la energía “hidroeléctrica” generada, al pasar el agua a través de la ósmosis celular. La escasez de agua en el tejido cerebral, reducirá la energía del cerebro debilitando sus funciones vitales. La consecuencia de esa deshidratación, es una falta de energía que suele manifestarse en forma de estrés, agotamiento, ansiedad e irritabilidad. Todo ello hará que la persona se sienta incapaz de enfrentar su cotidianidad, y como consecuencia sucumbirá a algún tipo de problema emocional.
Podemos concluir que la “sequía corporal” es el tipo más grave de estrés que puede sufrir el ser humano; y a la vez, el mas fácil de corregir siempre que se sepa ver.
- Necesitamos agua para nutrirnos, desintoxicarnos y poder mantener un metabolismo correcto
- Se estima que el 75 % de la población sufre deshidratación crónica
- Un 30 % tiene tan debilitado el mecanismo de la sed que lo confunde con la sensación de hambre (beber un vaso de agua sacia el hambre nocturna en un 90 % de las personas)
- Beber poca agua es la principal causa de la fatiga diurna
- Diferentes estudios avalan que beber de 8 a 10 vasos de agua al día alivia significativamente los dolores articulares
- Una disminución de tan solo el 2 % de agua en el cuerpo puede desencadenar problemas de memoria y concentración
- Conviene evitar el consumo de agua u otras bebidas almacenadas en botellas de plástico (sobretodo blando). El bisfenol (BPA), es uno de los productos químicos que se producen en mayor cantidad en el mundo, y prácticamente todos tenemos restos de esta sustancia en el cuerpo. Se suelen almacenar en las células grasas y en el tejido conectivo. En la actualidad hay en los océanos más partículas de plástico que de plancton
- Hay que beber un mínimo de un litro y medio al día, aunque “no se tenga sed”.
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