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EL ABUSO DE LOS TRANQUILIZANTES

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PastillasHoy os quiero hablar de lo que se considera una verdadera epidemia mundial y por supuesto también nacional. Se trata del uso abusivo de las benzodiazepinas o tranquilizantes, que son los causantes del principal problema sanitario de intoxicación y adicción en nuestro país.

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS TRANQUILIZANTES?

Las benzodiazepinas son medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central produciendo efectos sedantes, hipnóticos (inducen el sueño), ansiolíticos, anticonvulsivos y miorrelajantes (relajantes musculares).

LOS TRANQUILIZANTES SE UTILIZAN PARA LA TERAPIA DE LA ANSIEDAD, INSOMNIO Y OTROS ESTADOS AFECTIVOS, ASÍ COMO EN EPILEPSIAS, ABSTINENCIA ALCOHOLICA, SEDACIÓN Y ESPASMOS MUSCULARES

LOS PELIGROS DE LA AUTOMEDICACIÓN

En España, se automedica un 25% de la población, y dentro de esta automedicación, existen más de un millón de consumidores a largo plazo (más de un año de consumo) de benzodiazepinas o tranquilizantes.

Es muy frecuente que estas personas, estén polimedicadas con ansiolíticos, antidepresivos y en no pocas ocasiones, suelen asociar todos estos productos con otros fármacos; para la tensión, el colesterol, la diabetes, antiácidos, analgésicos o lo que sea.

No es nada raro que lleven en tratamiento psicofarmacológico durante varios años –sufriendo toxicidad, dependencia y síndromes de abstinencia–, sin tener ningún apoyo o consejo profesional para superarlos.

SEGÚN LAS ÚLTIMAS ESTADÍSTICAS, LA MEDIA DE TIEMPO QUE UNA PERSONA TOMA BENZODIAZEPINAS EN ESPAÑA , ES DE … ¡SIETE AÑOS!

NI MEDICACIÓN PARA TODO, NI MEDICACIÓN PARA NADA

Todo buen médico debe contar con el correspondiente arsenal terapéutico, que le permita enfrentar las dificultades de sus pacientes. La medicación, debe ser una herramienta más del arsenal terapéutico del médico. En mi caso procuro medicar lo menos posible. Prefiero la suplementación nutricional, en la creencia, de que todos tenemos nuestra propia farmacia interior.

Es verdad que hay ocasiones, en que es absolutamente necesario medicar; pero en ese caso, siempre hay que tener en cuenta, que estamos introduciendo en el organismo de nuestros pacientes, sustancias químicas muy potentes; que si bien son eficaces, no es menos cierto que presentan múltiples efectos secundarios que hay que avisar y controlar.

A PESAR DE QUE LOS LABORATORIOS SABEN DE SU PODER ADICTIVO, Y DE QUE DEBEN SER RETIRADAS O CONTROLADAS EN CUATRO SEMANAS, NO EN TODOS LOS PROSPECTOS APARECE DICHA ADVERTENCIA 

¿CÓMO ES POSIBLE HABER LLEGADO A ESTA SITUACIÓN TAN PERNICIOSA?

Seguramente son muchas las causas, pero estoy seguro que la Industria Farmacéutica no es ajena a toda esta problemática, junto con la “complicidad” de algunos profesionales de la medicina y políticos de turno. Conviene no olvidar, que la “formación” de muchos médicos, suele estar más en manos de las grandes Corporaciones Farmacéuticas que de las Universidades.

En la sociedad de consumo en la que vivimos, las enfermedades y sus tratamientos, también están sometidos a las leyes implacables del marketing; que a su vez, obedecen a la ley básica de la oferta y la demanda.

Miguel Jara en su libro Traficantes de Salud, nos ilustra muy bien sobre este tema, explicando como frente a una determinada oferta de un producto farmacéutico, se crean demandas para el mismo; en forma de síntomas y/o enfermedades (objetivos diana), para las que puede servir dicho fármaco.

Veamos a grandes rasgos, en palabras del doctor Aizpiri, el proceso que sigue la fabricación y “penetración” de un fármaco, hasta su completa “perversión” (desviación de su fin).

  1. Fase de creación y prueba: Profesionales expertos, con casos bien estudiados pero cuya evolución es negativa, prueban un determinado fármaco para analizar su utilidad en dichos casos.
  2. Fase de campaña de marketing: Si la prueba es un éxito, arranca la campaña de marketing (información y difusión) del nuevo producto. Su objetivo es descubrir nuevos casos y nuevas aplicaciones por parte de profesionales, que ya no tengan tanta experiencia y conocimientos en el tratamiento de la enfermedad en cuestión.
  3. Fase de penetración: A medida que el laboratorio difunde y expande más información sobre el producto, los profesionales que lo prescriben tienen un menor nivel de conocimientos especializados. La velocidad de “penetración”, es directamente proporcional a la “potencia” de la Industria Farmacéutica que haya detrás.
  4. Fase de banalización: En un determinado momento del proceso, si la presión expansiva continua, el fármaco franquea la barrera de la especialidad de origen y comienza a ser prescrito por especialistas de otras ramas clínicas. Es la llamada “banalización” del síndrome clínico y del fármaco en cuestión.
  5. Fase de explotación del éxito: Los laboratorios, a través de sus departamentos de marketing, empiezan a buscar otros síntomas o enfermedades diana a las que se les pueda aplicar el fármaco, para así aumentar su demanda y de paso, sus ingresos.
  6. Fase de descontrol: El fármaco puede llegar a ponerse “de moda”, siendo este el punto donde su diagnóstico y utilidad está totalmente descontrolado, con el consiguiente aumento del daño potencial a sus consumidores.

Estadísticamente, está comprobado que desde que se crea un fármaco hasta que se “descontrola”, suelen pasar entre 6 y 7 años. Años durante los cuales, los laboratorios no solo recuperan su inversión, sino que aumentan exponencialmente sus ingresos. En contrapartida, con algunas excepciones, la población de consumidores ven como se degrada su salud.

Si todo lo dicho lo llevamos al campo tan amplio de las enfermedades psíquicas, cuesta muy poco imaginar, el tremendo daño que se le puede infringir a ese segmento de la población.

¿COMO AYUDAR A LOS QUE YA ESTÁN “ENGANCHADOS” A LOS TRANQUILIZANTES?

Por la facilidad con que hoy se pueden adquirir tranquilizantes, hay que considerarlos dentro del escenario de las drogas. Sabemos, que el 90% de los drogadictos lo son a varias drogas; y entre ellas, se encuentran las benzodiazepinas a dosis elevadas, con el consiguiente peligro y deterioro para su salud.

EN FORMA GENÉRICA; PARA RETIRAR Y SUPERAR LA ADICCIÓN A LAS BENZODIAZEPINAS (TRANQUILIZANTES), HAY QUE HACERLO DE FORMA LENTA Y PROGRESIVA 

Inicialmente se puede bajar la dosis en un 25% y el resto, hasta su supresión total, hay que hacerlo a un ritmo de un mes por año de consumo.

Supongamos que una persona lleva 3 años consumiendo dos comprimidos de Orfidal (Lorazepan) de 1mg., en desayuno, comida y cena. En total, estará tomando 6 mg. al día.

Para retirarle el fármaco, lo haremos de la siguiente manera: De entrada le quitaremos el 25% (cuarta parte) de la dosis que estaba tomando. Se quedará en 4,5 mg. al día, que se lo distribuiremos en dosis de 1,5 mg. en desayuno, comida y cena. A partir de ahí; como lleva 3 años de consumo, necesitaremos irle reduciendo de forma progresiva esta cantidad a lo largo de 3 meses (un mes, por año de consumo). 

Todo este proceso debe ir acompañado de otras medidas nutricionales y desintoxicantes, para ayudarle a superar con éxito, su adicción y correspondiente síndrome de abstinencia.

Esto que acabo de exponer, es solo un ejemplo, y NUNCA debéis iniciar una supresión farmacológica sin contar con la ayuda de un buen profesional.

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